Tras
años de dudas, de suposiciones y habladurías, por fin se conocerá
la verdad.
Ráfagas
de viento hacían que los caballos se encabritasen nerviosos aquel
día de verano en el que el sol brillaba alto en un cielo sin nubes.
Antes de aquellos días se habían sucedido muchas disputas y
guerras, pero por fin se alzaba algo parecido a la paz, o al menos
eso creían. No obstante, iluso es aquel que cree que la paz durará
por siempre, pues la naturaleza del ser humano es intentar dominar a
otros.
Solo
una persona parecía no creer lo que veían sus ojos en aquellos
momentos, lo que tanto había deseado y anhelado. Irónicamente, era
la persona que sujetaba las páginas que tanto habían buscado, la
persona a la que iban destinadas dichos escritos. Cierto era que su
autor había deseado que esas páginas llegasen a las manos de aquel
que las sujetaba ahora. Al menos, ese había sido el propósito de
alguien adorado por muchos y odiado por otros tantos.
No
era odio lo que sentían los que se iban agrupando en torno a
Indúrinel, sino curiosidad, una curiosidad latente en el aire.
Durante los últimos meses habían aumentado las especulaciones y
habladurías, había incluso quienes se atrevían a afirmar que
dichos escritos no existían. Era entonces cuando Ládenor alzaba la
voz y acallaba los rumores, insistiendo que su padre había estado
allí en el momento en el que Sínduner escribió todo. No obstante,
era la palabra de una persona muerta hacía ya muchos años.
Todos
sentían gran respeto por Únlinor, pero lo cierto era que ninguno de
ellos había estado allí cuando todo ocurrió. Las historias de
aquellos tiempos se contaban por todos los pueblos, las ciudades, las
torres de vigilancia, los barcos, en definitiva, todos los rincones
del mundo. Lo cierto, sin embargo, era que cada día aumentaban los
escépticos. Los intentos de desprestigio hacia los héroes de
aquellos tiempos que ahora parecían tan lejanos incrementaban cada
día. Se sabía que aquel libro se había llegado incluso a
falsificar por personas que querían que todos contasen lo que su
mano había escrito, o simplemente querían vender a algún ingenuo
aquellos documentos por un precio desorbitado.
Mucho
tiempo habían esperado las personas de toda Gaia para saber la
verdad, aunque solo fuese una parte de ella. Y al fin lo lograron,
pues en las manos de Indúrinel se encontraba la historia de una vida
y la de muchas muertes.
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